No siempre encontramos las palabras adecuadas. Se produce entonces una sensaciテウn incテウmoda de incomunicaciテウn. Lamentamos no haber sido capaces de verbalizar lo que pensamos o sentimos. Todos necesitamos de alguien que nos hable, que nos abrace, que nos descubra.Contigo nos sitテコa en el espacio donde se produce la ruptura entre lo que nos sucede y lo que decimos, en el entorno de aquello que nuestros labios se reservan, en el territorio de los encuentros que son tambiテゥn desencuentros. En テゥl nos damos cuenta de que ツォcontigoツサ, con alguien, es todo menos difテュcil.Angel Gabilondo recupera la palabra que nos falta, la que a menudo callamos, y nos anima a intensificar la pasiテウn de buscar, de perseguir, de rememorar y de conformar una nueva posibilidad, una realidad diferente que nos acerque.